Una vez más, la transmisión de un partido de fútbol, o más bien los comentarios de los lances del juego, me producen una sensación a mitad de camino entre el hastío y el ardor de estómago. Esta vez no es el comentarista habitual de la Sexta (pesadísimo, por otra parte), sino su invitado, Jorge Valdano. Qué manera de adornar y adornarse, de hacer florituras bobas e innecesarias con las palabras, de sobar circunloquios absurdos. Bueno, ya le conocen de cuando entrenaba al Madrid: era ver un micro delante de él y se le saltaban las lágimas de emoción.
Bien, sólo dos apuntes. Poco después de que Riera, delantero del Español, marcara el primer gol, rematando de un cabezazo impecable un saque de esquina, el rapsoda hace un comentario: "Riera tiene una elevación vertical parecida a la de Ayala". ¿Tan ordinario le resulta decir salto? ¿Es más ilustrativo soltar esa lírica estupidez?
Poco antes del final del partido, el Madrid parece volcarse, ya inútilmente, en el área contraria. Y se oye la autorizada voz del ex-deportista:"Un gol del Madrid incidiría en el sistema nervioso del Español".
Cursiladas de este tamaño son las que inciden en el mío.
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6 comentarios:
Longfinger dijo:
Mi querido Amart:
Esto es como la política; no hay término medio. Nos dominan los extremos y en el caso de la dicción o nos decantamos por el chabacanerismo de G.H. o por la petulancia compulsiva del rapsoda.
Dios mío, ¿será tan difícil hablar normal?
Sinceramente os lo digo "troncos". A veces se "me va la pinza" escuchando extravagancias y ya estoy "medio rallao" o bien como diría el Espronceda de la Pampa, "os lo relato, fraternales congéneres. Con frecuencia pierdo el equilibrio neuronal y me encuentro en una situación de semi oratismo".
Un beso a todos
No sé si te habrás fijado, querido Amart, pero hay muchos perros que se parecen a sus dueños. O al revés. En el fútbol, los equipos juegan a menudo según el carácter de sus entrenadores. Caparrós los hace eléctricos y pelín violentos. Marcelino ordenados -siempre anda el de Careñes peinado como para una boda-. Antic los volvía pícaros, entregados a la estrategia y el engaño (dado que no todos los jugadores están dotados para tamaños alardes de simulación el fracaso era un riesgo demasiado frecuente). En el caso de Valdano, un jugador que tuvo a sus órdenes definió mejor que nadie cómo jugaban, como un parabrisas: de un lado a otro, autohipnóticamente. Así es su lenguaje, hiperbólico, eufemístico.
Un enlace de extremidades superiores entorno a tu tronco, amigo.
Bien visto, querido Longfinger. A veces dan ganas de quitar el volumen de la tele en los partidos y poner la radio. Lo que pasa es que... no sé qué es peor. Un abrazo.
No te falta razón, amigo DR. Ahora, lo que me deja "pasmao" es la capacidad de observación que demuestras. Tú valías para psicólogo de club de fútbol. Plantéatelo: están muy cotizados y cobran lo suyo. Un abrazo.
El interfecto produce una enervación singular de mis fibras nerviosas en cuanto su apertura bucal inaugura esa peroración suya, tan habitada por sentencias que circunvalan la expresión campechana para definirlas con rigurosidad máxima. Y además soy del Betis… Abrazos.
Este... intersepté tu mensaje, Sir Shon, y debo desirte que sos un boludo irrespetuoso. Como sigás así te castigaré repetidamente con mi más desabrido verbo. Además, ¿cómo podés ser del Betis, estando como está el Sevisha?
Fdo.: Jorge Valdano.
El problema es tuyo por encender la tele. En mi modesta opinión, claro.
Saludos,
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