domingo, 24 de febrero de 2008

And the winner is...

Últimos retoques a los decorados, repaso exhaustivo de los últimos detalles, carreras, voces destempladas, nervios a flor de piel. Todo preparado. ¿Todo? A ver, otra vez, venga, los de iluminación, vamos, probando otra vez, la intensidad de la luz, orientación adecuada, calidez ambiental, vale, no os vayáis, por si acaso. Vamos al escenario, deprisa, a ver ese metro, eso es, la altura adaptada a cada uno de los protagonistas, no, dos centímetros más, ahí está. ¿Hemos medido la temperatura? ¿Cómo que hace dos horas? Vamos, otra vez, 25º, no es mucho, puede producir sudor y brillos indeseados en la cara de los actores, 23,5º, vale, déjalo así de momento. Maquillaje, ¿todo en orden? De acuerdo.

Es la víspera, cientos de técnicos se afanan para que nada falle en la gran noche. Los dobles -igual peso y estatura- comprueban de nuevo la idoneidad de cada elemento, son sus cinco minutos de gloria. Es la noche, la gran noche para la consolidación definitiva de los actores.

-And the winner is...
-No, oiga, no estoy hablando de cine. Ni de oscars. Estoy hablando de teatro. Del debate.

lunes, 18 de febrero de 2008

"Jefe"





Acabó mal el año pasado con la sombra alargada de un presagio fatal. La masa era un dibujo feo, cruel e inexorable sobre el fondo negro de la placa. No quise saber nada de previsiones temporales; el plazo se definía sin necesidad de magisterios más altos. Le faltaron cinco días para que hoy, 18 de febrero, celebrara su cumpleaños.

No me place el panegírico. Sólo diré que la ingente magnitud de su obra tan solo puede compararse con la serena austeridad de su vida, de la que salió, como los grandes, sin hacer ruido.

No hay una foto que defina mejor lo que sentí por él hasta su último aliento.

Doy gracias a Dios por haberlo tenido durante cincuenta años.