Acabo de leer algunos de los comentarios en el blog propio y en los ajenos. La publicación de las últimas fotos de portorosa, han provocado la nostalgia unánime, cuando no la envidia, de un mar que no todos tenemos cerca. Y se me han puesto los dientes largos, y se me ha ocurrido desempolvar este cantábrico, pintado ya hace algunos años, para engañarme y para compartirlo con todo el que se asome a esta ventana.
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6 comentarios:
Qué envidia me entra cuando veo tu cuadro. Quisiera tener tiempo para aprender a pintar, para avanzar un poquito con ese piano que sólo rozo, para leer bibliotecas enteras, para abrazar a millones de buenas personas, para hablar y hablar y hablar con mis hijos, para perderme en miles de pecados... Ahí, en esa hermosa playa cántabra, anda dibujado el tiempo.
Un abrazo.
Pues hay que ir a cazarlo como sea, sir, ya sé que casi nunca resulta fácil, pero es mucho lo que nos va en ello. Y no tengas envidia al ver el cuadro, no merece la pena. Yo la tengo más bien de lo que quiere representar.
Un abrazo, amigo.
Ultimamente la mar - a la que necesito ir de vez en cuando por necesidad mental- me produce bastante dolor, debe ser que el mar desde el que miro,trae seres humanos desnutridos y esperanzados en encontrarle sentido a la vida.
Saludos
Te entiendo bien, luna, a mí también me produce desasosiego. De hecho, la primera entrada en este blog (15 de junio de este año),"Solo un número", dice algo sobre esto. Pero ese aspecto del mar no debe ensombrecer otros, aunque sólo sea por esa necesidad mental de la que hablas. Un beso.
Oye, me ha encantado tu blog!
Ese mar del cuadro, tienes razón, es El Mar, la idea del mar... no sé.
Pos ná: que volveré.
Un saludito
Bienvenida, leo, gracias por tu comentario, volveremos a leernos. Un beso.
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