martes, 10 de julio de 2007

Diez años

La efeméride sopla, brusca, violenta, el polvo de la memoria, para morder la herida que todo humano de bien lleva mal cerrada desde entonces. Y duele, vuelve a doler con la rabia de aquel día en que el grito se nos vino de las tripas a la garganta y todos fuimos una voz sola, un clamor de ira incontenida y sin bandera, una única espada gigantesca y letal que hizo temblar a esos asesinos miserables, conscientes de que su hazaña había sido el peor de sus errores, que nos hizo conocer el terror en el terrorista.
Diez años. ¿Qué hemos hecho con aquellas manos blancas, qué queda de la fuerza que pisó el cuello de las alimañas. ¿De qué sirvió la sangre de Miguel Angel? Espíritu de Ermua, Basta ya, asociaciones de víctimas, pactos antiterroristas. No estamos mejor que antes. No sabemos. Porque se nos da peor encarar el problema que evocar efemérides.

2 comentarios:

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Ayer precisamente escribí sobre el mismo asunto lo que pretendía ser una entrada en mi bitácora y quedo a medias. Abusando de tu confianza, cuelgo aquí, a modo de comentario, lo que estuve rumiando: "Diez años han pasado. Recuerdo con bastante precisión dónde estaba y lo que hacía. Era una espléndida tarde veraniega. Andábamos por la piscina. Mi hijo tenía casi una año. Ya caminaba. Había mucha gente pegada a la radio. Y de repente corrió la noticia. Había aparecido el cuerpo tiroteado. Fue como si unas cuantas nubes pasajeras, de esas que nublan el sol por un rato en los días luminosos, se hubieran levantado desde el suelo y se nos incrustaran por el pecho. Y no era algodón ni agua lo que nos metían dentro. Era rabia e impotencia, pero también una necesidad cívica de no quedarse quietos. Durante los días que siguieron, quizás porque el sol siguió alto, se irguió un espejismo de cabezas y manos blancas tan musculoso que parecía definitivamente real. No lo era."
Un abrazo.

amart dijo...

No sólo no abusas de mi confianza, sino que te agradezco mucho haber utilizado esta plataforma para hacer tu comentario. Es gratificante saber que la buena gente estamos del mismo lado.
Un abrazo.