lunes, 7 de abril de 2008

Escenarios

Por el título que encabeza esta entrada, podría inferirse un contenido relacionado con el teatro, el cine, las artes escénicas o el espectáculo en general. Pues me temo que no. Es de moda, de lo que quiero hablar hoy, pero no de las vanguardias en materia de diseño, que de tan buena salud gozan en el satinado paraíso del papel couché; no de los omnipresentes barones de la cosa, montesinos, torrettas, vittorioyluchinos; no de las glamurosas aves zancudas que castigan las pasarelas con andares imposibles y cara de no haber cobrado. No, yo de todo eso no tengo ni idea. Lo que pretendo es llamar la atención sobre la nueva moda de emplear el término "escenario" para cualquier cosa.

Define el DRAE en su cuarta acepción: "ESCENARIO, (fig.) conjunto de circunstancias que rodean a una persona o un suceso." Supongo que a esta es a la que se agarran los que pretenden justificar su uso con insufrible insistencia. Empleando esta acepción entiendo que se puede hablar de "escenario del crimen" (circunstancias que rodean un suceso), o "escenario hostil", si se refiere, por ejemplo, a las circunstancias que rodean a un israelí acorralado por palestinos. Pero deduzco que para que un escenario lo sea, el suceso acaecido o la circunstancia personal, deben ser previos.

Bueno, pues de un tiempo a esta parte, los partidos políticos se pasan el tiempo buscando escenarios económicos menos adversos; los deportistas, escenarios menos tensos en el vestuario; la patronal y los sindicatos, escenarios de diálogo. Mientras, los militares destacados en presuntas misiones humanitarias, hablan de escenarios de paz, y desde el ministerio de asuntos sociales se nos habla de escenarios de convivencia con los inmigrantes.

Está uno de escenarios hasta las bambalinas, dicho sea, e insisto una vez más, desde la única autoridad que me confiere mi amor y preocupación por mi lengua y su buen uso, ya que no desde otras cátedras.

Me queda la guinda, que dejo deliberadamente para el final y que, en la misma cima de la cursilería suprema, dará origen a una serie de entradas de bitácora bajo el título genérico de "Constatación de la gilipollez", y que, a semejanza de mis "¿Cómo dice...?", iré numerando.

Ahí va. No recuerdo quién, y lo siento, ha propuesto denominar el Coto de Doñana como "escenario cinegético". Anda, báilalo.

4 comentarios:

FPC dijo...

Joé... es que pintas un escenario que ya, ya...
Un abrazo

Tawaki dijo...

Me gustaría saber cuántas palabras podía utilizar una persona media de hace 30 años con las que habitualmente usa otra persona media de nuestros días. Y le daría a la actual el beneficio de todos los neologismos.

Creo que lo que describes no es sino una muestra más de nuestro empobrecimiento intelectual, avidado ferozmente por la sociedad y por las circunstancias que nos rodean.

Dentro de poco sólo necesitaremos unos centenares de palabras para comunicarnos, pero eso sí, nadie sabrá de lo que estamos hablando.

Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

La vida es puro teatro, querido Amart.
Un abrazo.

amart dijo...

Ya no se trata sólo de la pobreza de vocabulario que hoy se exhibe, sino de la estúpida contribución a los nuevos usos lingüísticos posmodernos que, al parecer, son mucho más adecuados al "escenario" que nos ha tocado vivir. ¡Qué fuerrrrrte!
En efecto, DR, una vez más los boleros, como los refranes, tienen razón.
Abrazos a los tres.