martes, 1 de abril de 2008

El pincel, la palabra, la pausa.



No sé -la verdad es que tampoco me importa- si se trata de ciclos vitales, de estancamientos accidentales o de disposiciones del ánimo. El caso es que llevo algún tiempo con la sensación de que no tengo nada que decir, o que no me apetece decir nada. No hay otro motivo por el que últimamente tenga desatendido el segundo término que da título y razón a este cuaderno.

Por fortuna, el pincel goza , hasta el momento, de buena salud y sigue vertiendo al exterior con disciplina cuasi castrense la materia que, supongo, destila mi cabeza.


En cualquier caso, a estados de efervescencia deben seguir otros de calma, o de pausa, o de reposo. Por lo que si alguna vez se secaran ambas herramientas, el suceso me cogería sentado, fumándome un buen veguero y con la atención puesta en la más leve brisa para recolocar el velero. Hay cosas que no se pueden, que no se deben forzar.

Entretanto, ni por un momento decae el seguimiento, gozoso siempre, de los textos e imágenes de mis compañeros de bitácora.

7 comentarios:

Sir John More dijo...

Pues así, a primera vista, esas hermosas acuarelas están gritando: "escribidnos". Se diría que rebosan historias... Si ya tus palabras sonaban bien...

Abrazos.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Lo bueno de quienes os manejáis en varios palos es que cuando por uno no se aparece el ángel viene en vuestra ayuda el otro. Míralo por ese lado. Es una suerte. Como lo es que aún en la desgana sigas escibiendo claro y sincero.
Un abrazo.

FPC dijo...

Querido amart: no sabía que habías vuelto a fumar. Y menos, vegueros: ¡podías haber avisado!
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Longfinger dijo:

Querido Amart. Las cosas de la vida (y del querer) hay que cogerlas según puedas, te dejen y en último caso, si eres afortunado, quieras. Nosotros somos como esos que juegan a la lotería y alguna vez le toca un premio. Es decir, abro tu página y si no has escrito nada nuevo, sigo jugando. Si tienes un comentario nuevo, ¡cáspitas!, ¡Me ha tocado!. Si me permites un consejo, haz lo que te apetezca, pero lo que no te permito es que cambies. Y ya sabes que por ti y los tuyos me considero un verdadero ludópata.

Un abrazo, fecha y hora.

amart dijo...

Gracias, Sir, no sé si sobrestimas esta pintura cuando le confieres la facultad de hablar. Si así lo entiendes y crees que rebosan historias, aplica el oído, y si escuchas alguna, no dejes de contárnosla. Que sabes hacerlo.
(Pequeña aclaración: aunque pueden parecer acuarelas, en realidad son tintas.)


Querido Diarios, con gente como tú no hay forma de ser asequible al desaliento. Te lo agradezco mucho, aunque ya sabes que "aprendiz de mucho, maestro de nada".
Un abrazo.


Pues hombre, querido FPC, no es que haya vuelto con la sevidumbre antigua, que bien conoces. De hecho, no he vuelto a fumar cigarrillos (sólo de acordarme de lo malos que eran aquellos Super 46 que te fumabas de dos en dos, se me abren las carnes). Pero no le hago ascos a un purito (confieso que lo de veguero era un eufemismo. Un farias está riquísimo).
Un abrazo.


Querido Longfinger, me reconozco abrumado por esa suerte de fidelidad que confiesas tenerme y que en modo alguno merezco. La verdadera lotería consiste en rodearse de los mejores, entre los que estás, aunque te pongas colorado. En cuanto a lo de cambiar, mucho me temo que estoy ya muy mayor para dar giros bruscos sin marearme. Sopitas y buen vino...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Qué voy a decirte yo, que soy especialista en desapariciones y silencios varios. Que yo seguiré pasando, eso sí, por si te encuentro.

Beso.

amart dijo...

Gracias, Respi, lo bueno de estas casas de tinta y palabras, es que siempre tienen las ventanas, las puertas y las cancelas abiertas.
Un beso, compañera.