Sábado por la noche, hogar, dulce hogar, nunca he sido demasiado noctámbulo, acaso en aquella juventud temprana, tan lejos ya, y ni siquiera entonces. Además, estamos mi amore y yo solos en casa (el único zagal que vive con nosotros tiene fiestuki esta noche). El domingo tenemos gente a comer. Ella está en la cocina, le encanta la cocina cuando puede dedicarle tiempo, y se lo agradezco en el alma porque tengo las mismas habilidades culinarias que un bloque de cemento. Yo, tan vulgar, me pongo el Islandia - España, sin entusiasmo, la verdad. Pocos minutos después, viendo el juego que hace nuestra escuadra, se confirma mi primera intuición: adónde vamos con esto.
Pero haciendo bueno el dicho de que donde se cierra una puerta se abre una ventana, descubro que, a falta de buen juego, tenemos la compensación de una narración virtuosa. Antes del primer cuarto de hora, sin que exista, ni por asomo, la menor posibilidad de un gol de nuestra selección, el ilustre comentarista suelta la primera perla (que, por cierto, repetirá en la segunda parte):"... el partido se está poniendo muy épico...". Supongo que querría decir que se esperaba de los nuestros un juego muy superior al del rival para ganar -cosa que ni de coña ocurría-, o, sencillamente, que el partido se estaba complicando. El caso es que el iluminado este no aclaró dónde veía la epopeya.
Por fin, tras una jugada bien construida, un delantero español consigue chutar (observen que hace mucho que ya no se chuta, por Dios, qué anacronismo), aunque con poca potencia y menor fortuna. El locutor sale al paso para precisar que "ha sido un disparo muy escaso". Juzguen ustedes.
Ya en la segunda parte, tras un saque de esquina del equipo islandés, los nuestros pasan algún apuro. Menos mal que "acude Juanito a ayudar, muy lejos de su hábitat". Tócame las castañuelas, María Manuela. Deduzco de la apreciación de nuestro ínclito parlante, que posiblemente el hábitat de Juanito sea la selva amazónica, el círculo polar ártico o tal vez el desierto del Gobi, y que en un arranque de furor patrio acude a toda velocidad para despejar un balón comprometido. Caramba, eso sí que sería épico, si no fuera porque el único sitio del que Juanito estaba lejos era de su demarcación. Pero coño, es que lo de hábitat suena culto que te pasas.
En las postrimerías del encuentro, y gracias a un gran remate de Iniesta, España consigue empatar. Bueno, con otras más feas hemos bailado. Y el amigo del micro nos dice que "Iniesta tiene una gran definición". Después del partido había una peli. Infame, mala donde las haya, pero yo, ahí, aguantando como un jabato. No por masoquismo, ni mucho menos, sino porque estaba convencido de que en alguno de los quince intermedios saldría Iniesta a darnos su misteriosa definición, quizá un neologismo, una teoría revolucionaria, algo... Pero no salió. Y nos fuimos a la cama con dos decepciones y un motivo de orgullo. Las decepciones: la selección y la incomparecencia del jugador. El motivo de orgullo: ustedes ya lo saben.
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9 comentarios:
Si te perdono que veas tanto "fúrbol" como tu afición exige es porque luego nos regalas estas perlas impagables. Literalmente: no podría pagarlas. Pero así va todo.Y debes ser de los pocos que se dan cuenta. Antes Lázaro Carreter nos hacía el avío pero ahora...
Hay demasiados cabos sueltos como para que tú no los ates... y nos los desgranes... Un abrazo.
Ya te imagino en el sofá, cuaderno o papel en mano, recopilando las lindezas de los comentaristas y esperando el mejor momento de la noche...
Querido FPC, es que esto es superior a mis fuerzas, bien lo sabes. Si soporto a tanto indocumentado es por el placer de compartir velada bloguera con gente como tú. Lázaro Carreter, dices. Cómo echo de menos al maestro.
Querido Rythm, te aseguro que la intención previa no es esa, pero a partir del primer cuezo, tienes razón: me cago en la leche y me levanto a por papel y lápiz. No lo puedo resistir.
Un abrazo a ambos dos.
Buenos días....
Estoy deseando leer algo nuevo.
Saludos
Ay, Luna, el tiempo, el tiempo...
Gracias. Un beso.
Querido Amart: Tu siempre has sido un purista del deporte balompédico patrio. Por eso no me extraña tu anhelo en recordar esos partidos "épicos" que se disputaban a "cara de perro" en horas tan intempestivas como puede ser después de comer. Es cierto que los Iniesta, Xabi, Torres no pueden hacer sombra a esas figuras de antaño como los míticos Peduet, Cacafú y aunque sea una inmodestia, a este que escribe.
Me alegro de entrar en este foro, saludar a los "tertulianos" e intentaré dentro de mi más que modesto conocimiento, poder aportar algo. Un beso para ti y los tuyos (con mención especial al de las gambas)y un saludo cordial al foro.
Bienvenido, querido Longfinger, es una agradable sorpresa encontrarte por aquí. Muchas gracias por tu visita... y por la nostalgia, que de vez en cuando es reconfortante.
Un abrazo fuerte.
No sé el motivo, pero con lo que me quedé, es con una vieja escena: una mujer cocinando y un hombre en el sofá viendo fútbol...
La razón, Rosa Mutábilis, es que resulta una escena recurrente desde tiempo inmemorial. Y esa escena sólo es justa si ambos roles se aceptan libremente.
Un beso y bienvenida.
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