martes, 22 de julio de 2008

Un tranquilo día de playa

Las dos niñas están tumbadas boca arriba, igual que varias decenas de turistas, en una playa napolitana. Algunos, ante lo que parece un leve revuelo en torno a ellas, echan mano de los móviles, quizá para mostrar las fotos, a su regreso, en alguna reunión social. Otros, menos dados al abandono del letargo, levantan, perezosos, la cabeza para dirigir a la escena una breve y somnolienta mirada de soslayo. Luego, vuelven a acomodar la nuca en la toalla para seguir dormitando.
Nada ha perturbado la veraniega paz de la mañana mediterránea. El sol sigue calentando las decenas de desmadejados cuerpos expuestos. Salvo el de las dos niñas, porque el sol no calienta el cuerpo de los muertos. Otra cosa hubiera sido, para alboroto de la colmena, la presencia inesperada de Carla Bruni o Ronaldinho, pero se ha sabido que tan solo se trata de dos gitanillas rumanas de diez o doce años que se acaban de ahogar. Todo apunta a que la ignorancia, o la imprudencia propias de su edad las empujaron a bañarse en un mar siempre ávido que no distingue especies. Se dice que no sabían nadar, se dice que las olas las golpearon contra las rocas. Pero lo que no se dice es que esas niñas ya estaban muertas antes de pisar la playa, aplastadas por el silencioso golpe letal de las adocenadas y muelles conciencias de redil.
La mañana sigue su curso y los cuerpos de los vivos se van dando la vuelta para tostarse la espalda.
Se me viene a la cabeza aquella canción de Pablo Milanés: "La vida no vale nada".

10 comentarios:

Luna dijo...

Es terrible la indiferencia ante la muerte tal como lo cuentas.
Sus cuerpecitos inanimados me conmueven profundamente y mucho más cuando las imagino alegres y correteando llenas de vida antes de animarse a bañarse.
Gracias.

amart dijo...

Bañarse en la playa. Esa era una de las dos cosas que las equiparaba a los demás.Porque no cuesta dinero. La otra es la muerte, que tampoco cuesta. Que los demás se den (nos demos) cuenta, sólo es cuestión de tiempo, aunque haya quien se crea inmortal. Qué cerca están la arrogancia y la estupidez.
Un beso.

Portarosa dijo...

Qué horror. Qué incomprensible. Qué horror.

Un saludo.

amart dijo...

Lo peor, Porto, es que ese horror está empezando a ser asimilado como parte de lo cotidiano. Con lo cual, este tipo de sucesos -y otros similares no menos terribles- dejarán de ser noticia.
Un abrazo.

Leodegundia dijo...

Lo peor de todo es que cada vez se contemplan las tragedias como si de una película se tratara, ni se siente ni se padece, la indiferencia nos está tragando y si no ponemos remedio al final actuaremos como zombis.
Un saludo

luna llena dijo...

ufffff me has dejado sin palabras, sólo con un nudo en el estómago...besos

Luna dijo...

Buenos días...
¿No piensas escribir más?

Saludos

amart dijo...

Creo que sí, Luna. Espero no tardar mucho. Gracias.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

No se haga de rogar, que sus lectores andan impacientes.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

¿Todo medio bien, amigo?

Beso.